Los arzobispos Fonseca y Tavera fueron los encargados de rematar la obra de ladrillo que dejó su predecesor, el Cardenal Cisneros, como alma mater de su Universidad, el Colegio Mayor de San Ildefonso. No sólo buscaron a los mejores arquitectos y obreros especializados del momento; también pidieron el concurso de maestros y sabios porque no querían una construcción cualquiera: la piedra tenía que tapar la pobreza del barro cocido, dar belleza a la Universidad y lanzar un mensaje al mundo: sólo el saber hace de los hombres seres perfectos y poderosos. Estos son algunos de sus secretos:
1. Los Guardianes.- Los soldados más fieros
El balcón del centro de la fachada, lugar elegido para colocar los mástiles de las banderas, está flanqueado por las gráciles figuras de dos guerreros. En concreto, son alabarderos, soldados del Emperador esculpidos por Hans de Sevilla. Su ubicación no es casual; se supone que protegen, de manera simbólica, el acceso a las dependencias interiores, donde se alojaba el mayor tesoro de la Universidad: la biblioteca.
2. El imperio. -A la sombra de Carlos V
Destaca majestuoso el escudo del emperador Carlos, con todos sus detalles: el águila bicéfala, el toisón, las cruces borgoñesas y las columnas de Hércules. Con él no sólo se representaba el vínculo de la Universidad con el Imperio; también señalaba el deber de sometimiento de todos aquellos entregados al estudio y a la perfección espiritual en las aulas a las leyes de los hombres y, en particular, al poder terrenal que representaba el Emperador.
3. El Creador.- Dios gobierna el mundo
Justo encima del escudo imperial, está el frontón que da morada al Dios Padre, la cúspide de la fachada y del camino del saber. La Divinidad aparece representada como un anciano gobernando el mundo con la mano derecha y sosteniendo la Tierra con la mano izquierda. Justo sobre su cabeza está el remate definitivo de la fachada: la representación del misterio de la Santísima Trinidad en una cruz.
4.- Los Protectores.- Dioses y héroes de la antigüedad
Junto a los guerreros, las esculturas más llamativas y de mayor tamaño de la fachada corresponden a los atlantes, tallados por Claudio de Arciniega en la tradición del arte clásico, huella que también se da con la representación de Venus, Atenea o Hércules. Su misión era sostener en lo físico y en lo simbólico las construcciones. En este caso, los atlantes colaboran en la custodia de la biblioteca y sostienen el templo del saber que es la Universidad.
5.- El Bestiario.- Extrañas criaturas
La balconada que se levanta sobre los diez ventanales de la parte superior de la fachada, y que recuerdan a las tablas de la ley de Moisés, está adornada con flameros y gárgolas. Éstas últimas tienen la forma de animales fabulosos y extrañas figuras humanas. Son obra del escultor Juan de Miera y constituyen una auténtica herencia de los bestiarios que ornamentaron los edificios principales durante el Gótico.
Tres miradas
- La magia del cinco
Existen lecturas de la fachada en clave esotérica. Una de las interpretaciones herméticas es la elección del cinco para dividir los planos verticales de la fachada. Es una cifra vinculada a la inteligencia y a la magia, según la Cábala. Cinco también eran los libros del Antiguo Testamento: el Pentateuco.
- A la luz de la tarde
El atardecer es el mejor momento para contemplar la fachada. Un par de horas antes del crepúsculo, la piedra dorada de Tamajón refulge y las figuras y relieves resaltan con mayor claridad.
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