EL PAPA LOS CONDONDES Y EL SIDA
El Papa Benedicto XVI tiene todo el derecho a expresar su opinión – en bases morales – sobre el uso del condón, tal y como afirman la instancias oficiales de la Iglesia Católica Romana. Pero no merece ningún crédito cuando distorsiona los hallazgos científicos acerca del valor de los condones a la hora de ralentizar la expansión del virus del SIDA.
Tal y informaron el pasado martes los periodistas que acompañaron al Papa en su vuelo a África, Benedicto dijo que la distribución de condones no resolvería el problema del SIDA, por el contrario, lo agravaría o incrementaría. La primera mitad de esa frase es completamente cierta, únicamente con condones no podremos detener la expansión del H.I.V., el virus que causa el SIDA. Para enviar al virus al infierno se necesitan campañas que estimulen la reducción en el número de compañeros sexuales, y que recomienden prácticas de sexo seguro
Pero la segunda mitad de esa frase es lamentablemente falsa. No existen pruebas de que el empleo de condones esté agravando la epidemia, aunque existen evidencias considerables de que estos preservativos – sin ser la panacea – pueden resultar de utilidad en muchas circunstancias.
Desde un punto de vista individual, los condones funcionan muy bien en la prevención de la transmisión del virus del SIDA de personas infectadas a personas sanas. Los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) citan pruebas “exhaustivas y concluyentes” de que los condones de látex, cuando se usan sistemáticamente y de forma correcta, son “sumamente efectivos” evitando la transmisión heterosexual del virus que causa el SIDA. Los últimos y más recientes meta-análisis, publicados por la respetada organización Cochrane Collaboration, concluyen que los condones pueden reducir la transmisión del virus del SIDA en un 80%.
Sin embargo, ambas organizaciones alertan de que el uso de condones no aporta una protección absoluta. Algunas veces los condones se rompen, se resbalan o se colocan de forma incorrecta. La mejor forma de evitar la transmisión del SIDA es abstenerse de mantener relaciones sexuales casuales, o mantener una relación de largo plazo y mutuamente monógama con una persona no infectada.
Desde una perspectiva nacional, al igual que en otros varios países, promover el uso del condón ha sido efectivo en la ralentización de epidemias en grupos de alto riesgo, tales como prostitutas y sus clientes. A nivel global, esta estrategia ha sido menos efectiva en la atenuación de la epidemia, que se ha extendido a la población en general en zonas como el África subsahariana. Esto es así probablemente porque en aquellos países muy poca gente usa los condones correctamente y de forma sistemática.
Incluso así, las autoridades sanitarias consideran a los profilácticos un componente valioso en cualquier programa bien planificado para la prevención de la expansión del SIDA. Parece irresponsable culpar a los condones de empeorar la epidemia
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